sábado, 19 de enero de 2019

Paulo VI, Bodas de Oro

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Colegio Paulo VI, 50 años de enseñar con pasión

Desfile del 6 de agosto de 2018.


Por: Luzgardo Muruá Pará
Similar a lo que acontece con el vino, mientras más añejo indiscutiblemente mejor, algo semejante le acontece al acreditado colegio Paulo VI cuya filosofía de educar para forjar buenos ciudadanos se consolida más que nunca al cumplir este año sus Bodas de oro al servicio de la pedagogía boliviana.
Pero este afamado proyecto hoy no sería tal de no haber sido por un hombre con la audacia suficiente para proyectar y con la habilidad necesaria para ejecutar como lo fue don José Pedro Ugarte, fundador del Paulo VI.
Oriundo de la provincia Arque y, paradójicamente, sin haber tenido la oportunidad de concluir el ciclo de primaria, don José Pedro –asociándose con otro visionario como don Mario Granier Ortuño- echaron a andar este proyecto, allá por el año 1968. El nombre elegido: Paulo VI, en homenaje al papa que trabajó arduo por los jóvenes y puso en marcha varios cambios en la Iglesia Católica, y que este 14 de octubre de 2018 fue canonizado por el Papa Francisco.


Alumnos destacados.

De este modo el colegio comenzó a funcionar en una casa particular, en alquiler, según Dunia María Ugarte Vasquez, una de los diez hijos de don José, quien hoy espolea las riendas del Paulo VI en su condición de Directora General y Gerente Administrativa.
Como casi siempre ocurre con las grandes obras o nobles ideas, llegaron momentos duros en ese afán de consumar la institución educativa. Es más, ante la idea de desaparecer del mapa, hubo la necesidad de acudir a prestamistas usureros para que el colegio no muriera.
Pero como en algún momento el destino se corrige y endereza los entuertos, llegó un día de gracia para don José: Lograron comprar un lote, y ahí comenzaron a construir los ambientes del futuro colegio.
En aquel entonces don José laboraba como contratista en la construcción de puentes, y todo lo ganado era destinado al colegio. Desde entonces la progresión de la Unidad Educativa Paulo VI no hizo más que afirmarse, hasta hoy, a decir de Dunia María.

Promoción 1984.

50 años no son poco

El colegio Paulo VI desde su inicio funciona en la zona de Villa Galindo: el nivel secundario en la calle Francisco Viedma, y el nivel inicial en la avenida Perú. Cuenta con 670 alumnos y un plantel docente de 50 profesores, incluida la administración. Todo el colegio cursa las clases durante la mañana.
“Somos un colegio mediano, pero dispuestos cada día a dar todo para hacer de nuestros alumnos buenos ciudadanos”, señala Dunia María a tiempo de incidir que su fortaleza son las ciencias exactas.
En virtud a esa extraordinaria trayectoria, hoy luce en sus vitrinas sendos reconocimientos por parte del Parlamento Nacional, la Alcaldía Municipal, el Ministerio de Defensa, entre tantos otros.

La promoción 92, cuando estaban cursando el tercer de primaria.

“Todos los días son memorables, todos los momentos son importantes”, resume la Directora general.
“Cada día es un reto, pero es algo emocionante, me apasiona…es un reto”, suspira Dunia María mientras sus ojos claros destellan ese brillo propio de quien asume plenamente que la educación es una labor de mucho compromiso social. Ella estudió Derecho, pero la Pedagogía es lo suyo.

Carlos Salinas Herbas, abanderado de la promoción 1969.
No obstante, eso no evita los tropiezos que toda institución encuentra en su devenir. “Una de nuestras mayores preocupaciones es ver que en muchas circunstancias los padres no acompañan a los hijos en su educación, es frustrante comprobar que debido a ello se han perdido muchos valores. Priorizamos y colocamos en primer lugar el hacer dinero, como si eso fuera lo más importante. Hay decadencia”, señala afligida Dunia María Ugarte.
A ello hay que añadir que una entidad educativa, por más que su filosofía sea la enseñanza, no deja de ser una empresa, y en este caso una empresa familiar, lo cual conlleva cumplir con salarios, impuestos, seguros, en fin, obligaciones que la administración del colegio Paulo VI mantiene como una de sus prioridades. Eso sí, a costa de mermar recursos para otros insumos netamente pedagógicos. 
De todas formas, el espíritu de la Dirección y del plantel docente complementan este dogma de “educar con el ejemplo”. 


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